LA INTEGRACIÓN COOPERATIVA

LA INTEGRACIÓN COOPERATIVA

 Prof. Oscar Bastidas-Delgado.

Universidad Central de Venezuela (UCV).

 https://www.youtube.com/watch?v=xlsshilNTHA

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Desde tiempos inmemoriales han existido fórmulas mediante las cuales individuos o grupos poblacionales han buscado soluciones comunes a problemas de diferentes magnitudes y alcances locales. Fue gracias al doble anclaje y a la intercooperación y la integración que las cooperativas superaron el ámbito local. Ambos mecanismos se soportan en el Sexto Principio: Cooperación entre Cooperativas. “Las cooperativas sirven a sus asociados lo más eficazmente posible y fortalecen el movimiento cooperativo trabajando conjuntamente mediante estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales”.

 

Ambos procesos son continuos, dinámicos, mediante los que, por propia naturaleza y sobrevivencia, las cooperativas enfrentan problemas colectivos, crecen en el tiempo y el espacio, amplían la cobertura de su responsabilidad social, y colocan las bases de un sistema autogestionario; la intercooperación puede adquirir formas “livianas” como los acuerdos, las alianzas y las redes para actividades puntuales como compras conjuntas o educación, o adelantar procesos de integración propiamente.

 

Adicionalmente, la finalidad de las cooperativas, propia por demás de toda Organización de Economía Solidaria (OES), es la de servir a quienes las constituyen y a su colectividad ya que sus asociados y colaboradores cercanos pertenecen a ella. Así, tal como las personas se unen en cooperativas para solventar problemas que individualmente no pueden resolver, las cooperativas actúan entre ellas y con otras organizaciones mediante acuerdos, alianzas estratégicas (joint ventures), redes organizacionales, fusiones, adquisiciones, y hasta constituir cooperativas de cooperativas entre otras fórmulas con similar finalidad

 

El reto es trascender las restringidas escalas de prestación de servicios y producción de bienes aumentando las economías de escala al tiempo que se enfrentan problemas que tienen sus raíces fuera de lo local, para ello intercambian, integran y cooperativizan recursos y esfuerzos haciendo uso del doble anclaje socio – económico que le proporciona su doble dimensión que poseen logrando sinergias gracias al efecto multiplicador de dos procesos fundamentales[1]:

 

  1. – Inter – cooperación o relaciones de variados tipos como acuerdos, alianzas estratégicas y redes organizacionales para variadas actividades puntuales y de mediano plazo como compras conjuntas, actividades educativas u otras.

 

  1. – Integración o constitución de cooperativas u OES con otras cooperativas u OES en la intención de que las constituidas realicen actividades a favor de ellas.

 

Ambos procesos son continuos y dinámicos. Mediante ellos el cooperativismo crece en el tiempo y el espacio cristalizando los principios del “Interés por la Comunidad” y de la Cooperación entre Cooperativas. Ambos proporcionan economías de escala y facilitan la constitución de redes de capital social, es decir, redes con capacidad de lograr objetivos a partir de la mera integración de los aportes humanos, voluntad, trabajo y confianza, de sus actores.

 

Impulsar ambos procesos obliga a diseñar nuevos esquemas asociativos e instrumentos jurídicos y a abrir brechas en ámbitos superiores a los locales[2]. En lo organizacional, la integración desarrolla movimientos verticales y horizontales que por sus alcances geográficos puede adquirir carácter local, regional, nacional, internacional y hasta mundial como el de la ACI. En ambos tipos de movimientos deben estar presentes los valores y los principios cooperativos.

 

La Integración vertical sucede cuando cooperativas de personas naturales o de primer grado conforman otra de grado superior como una federación, si todas se dedican a una misma actividad como las de transporte y las de ahorro y crédito, o como una central regional si es por cooperativas cercanas de diferentes actividades; o recibir otros nombres como uniones; también puede obedecer al interés por representaciones gremiales, integración de “asociaciones”, o de actividades económicas conjuntas, integración de “empresas”. El número de cooperativas necesario para constituir una de superior grado normalmente lo establecen las leyes nacionales, pero serán las necesidades de integración las que decidan el número apropiado.

 

La manera tradicional de observar la integración cooperativa es mediante la figura de una pirámide, pero en el cooperativismo esa imagen es errada. La integración aumenta los estratos del movimiento sin que signifique necesariamente la constitución de una pirámide burocrática, se tienen dos opciones:

 

1.- La de una pirámide, pero invertida con las cooperativas de base o de primer grado en la parte superior y más ancha, seguidamente el organismo de integración de segundo grado, luego los de tercer grado, y así descendiendo sucesivamente. Esta visión ubica en su justo término a los verdaderos responsables del proceso integrador: las cooperativas de base o de primer grado, a las que los organismos de integración y sus miembros deben humildemente servir y no convertirse en jefes del sistema integrador.

 

Efectivamente, un problema observable en estos procesos es el peso en la mente y acciones de numerosos cooperativistas del modelo burocrático centralizado con pocas personas detentando el poder, lo que facilita que los dirigentes de los organismos de integración se consideren dirigentes de los asociados de base.

 

2.- La horizontal y circular en la que, de conformidad con los parámetros de la autogestión, el núcleo de cooperativas fundadoras, detentoras del poder fundante, estará ubicado en el centro y desde él a manera de oleaje se conformen los organismos de integración de primer, segundo y demás grados hacia la periferia.

 

Esta concepción toma mayor fuerza entre cooperativas que, considerándose de un mismo nivel, interactúan integrando procesos y comparten espacios, activos, compras o ventas, sistemas, personas, etc., con la intención de obtener mayor productividad, utilizar mejor capacidades instaladas, beneficiarse de economías de escala y penetrar mercados, entre otras razones.

 

01.- INTEGRACIÓN VERTICAL Y HORIZONTAL.

 

Los movimientos de integración pueden identificarse en dos direcciones: vertical y horizontal.

 

La integración vertical tiene este carácter cuando cooperativas de personas naturales o de primer grado conforman otra cooperativa de grado superior que puede ser una federación si es de cooperativas que realizan similar actividad (transporte, ahorro y crédito, vivienda u otra), o una central regional o unión, si la constituye cooperativas de diferentes actividades ubicadas en un mismo espacio.

 

La lógica es la misma de la constitución de una cooperativa: realizar actividades en función de las constituyentes bajo el supuesto de que ellas, aisladamente, no pueden resolver un problema. El número de cooperativas que se necesita para constituir una de superior grado normalmente está establecido en las leyes, pero serán las necesidades de las cooperativas participantes la que determine el número apropiado.

 

Imaginar dos o más cooperativas en circulo y tomadas de las manos ayuda a comprender la integración, ésta puede dominar solo las dimensiones asociativas de ellas como cuando se busca establecer un liderazgo colectivo, desarrollar fortalezas gremiales, o realizar actividades formativas conjuntas; también puede desarrollarse la integración con dominio de las relaciones entre las dimensiones empresariales como en los casos de las compras conjuntas, el compartir procesos productivos, locales y maquinarias, o la comercialización conjunta de productos y servicios; la tercera opción es la integral que implica compartir en ambas dimensiones.

 

Cuando la integración se da entre cooperativas que tienen definido un rumbo autogestionario, una manera de imaginarla es mediante la figura de una pirámide invertida; la parte más ancha arriba con las cooperativas de base o de primer grado dominando las decisiones estratégicas como verdadero poder que deben ser, seguidas de las cooperativas constituidas por ellas o de segundo grado, y continúan las constituidas por las de segundo grado o de tercer grado, y así sucesivamente. En otras palabras: las cooperativas de grado superior deben estar al servicio de las de base.

 

Esta comprensión ubica en su justo término a los verdaderos dirigentes del movimiento que se integra, los representantes de las cooperativas de primer grado; siendo así, quienes integran las de mayor grado son mandatarios de aquellos. Algo parecido debería suceder en un país: los ciudadanos en la parte ancha de la pirámide invertida y el presidente como el más humilde servidor público en la punta inferior.

 

La integración horizontal por su parte se conforma entre cooperativas que interactúan integrando procesos y activos en el mismo nivel de la estructura del movimiento, por ejemplo, entre cooperativas de base o entre cooperativas de segundo grado que comparten espacios, y organizaciones (acciones en empresas de interés común), compras o ventas conjuntas con la intención de abaratar procesos beneficiándose de economías de escala, penetrar mercados. Esta integración puede lograrse también mediante transferencias de actividades y activos de una cooperativa a otra o por fusión de cualquier tipo entre ellas.

 

En ambos movimientos de integración deben estar presentes los elementos básicos de la lógica de organización y funcionamiento de las cooperativas, y sus rasgos. La integración no puede imponerse ni quienes participan olvidar las condiciones de la gestión democrática.

 

02.- PREMISAS DE LA INTERCOOPERACIÓN Y LA INTEGRACIÓN COOPERATIVA.

 

Al abordar estos temas dos preguntas brotan: ¿con qué se coopera?, ¿qué se integra? Las posibles respuestas deben considerar los factores que afectan las vinculaciones horizontales y verticales, así como a cuál dimensión de las cooperativas se refiere: la asociativa o la empresarial: ¿cuáles son esos factores o aristas asociacionistas que pueden facilitar o frenar el proceso?, ¿pueden entenderse la intercooperación y la integración como procesos en sí mismos de cooperativizarían? La respuesta a esta última pregunta es si, toda cooperativa debería actuar como la vara del Rey Midas: Cooperativizar todo lo que toca.

 

Impulsar la vinculación entre cooperativas implica definir un método que permita, a partir de un enfoque sistémico integral, conocer la capacidad de respuestas y adecuación del cooperativismo ante nuevos escenarios y la voluntad de las cooperativas hacia actividades conjuntas y sinergias. Esa vinculación debe responder también a la lógica de la corresponsabilidad social, en otras palabras, considerar lo económico y lo social.

 

El proceso implica participación activa de los actores, algunas premisas exploratorias son necesarias[3]. Las cooperativas deben: 1.- considerar la Identidad Cooperativa, particularmente el Acto Cooperativo; y 2.- tener una “capacidad instalada” para la intercooperación y las relaciones con otras organizaciones o sectores.

 

Las fórmulas jurídicas que se adopten deben basarse en la práctica cooperativa, apoyarla y complementarla impulsando esquemas apropiados, jamás obstaculizarla; deben facilitar prácticas de cooperación con otras OES o empresas que cumplan ciertos requisitos como ser socialmente responsables. Impulsar la inter – cooperación obliga a precisar resultados para el diseño de nuevos esquemas e instrumentos jurídicos asociativos.

 

03.- CONCEPTOS RELACIONADOS.

 

Ambos procesos obligan al uso de conceptos como los siguientes:

 

 – Copropiedad. Propiedad colectiva de un bien, no es necesario la constitución de una persona jurídica que la administre.

 

 – Condominio. Forma de propiedad utilizable en casos de locales, terrenos, fincas, etc., útil en las incubadoras de cooperativas.

 

 – Titularización. División de la propiedad de un inmueble o bien mediante títulos. Cada participante adquiere uno o varios títulos y goza de los beneficios que por uso, alquiler o venta se estipulen.

 

 – Compras conjuntas. Modalidad ampliamente utilizada gracias a las economías de escala que proporciona.

 

 – Mutualismo. Utilizable fundamentalmente en actividades con fines de salud, recreación, atención a jóvenes, niños, ancianos, incapacitados y otros grupos especiales; puede propiciar actividades de seguros, previsión e inversiones como fondos de ahorro, de retiro, de solidaridad, etc.

 

 – Asociacionismo. No es necesaria la constitución de una cooperativa para satisfacer necesidades de intercooperación que pueden ser desarrolladas mediante fórmulas jurídicas sencillas y de fácil administración como asociaciones, ONGs, y fundaciones.

 

 – Organización matricial. Obedece al criterio de no desmantelar una cooperativa para emprender nuevas actividades. De la existente pueden derivarse instancias especiales como proyectos compartidos. Posee un potencial de primer orden para impulsar modalidades participativas inter – organizacionales o con comunidades y grupos y se complementa con la cogestión.

 

 – Cogestión. Esta modalidad no debe considerarse solo como la tradicional gestión compartida entre propietarios y trabajadores. Para efectos de intercooperación funcionaría como gestión compartida como: cooperativa – cooperativa; cooperativas – municipios; cooperativas – asociaciones; cooperativas – otras empresas, etc. Su riqueza de opciones permite incorporarla en estas reflexiones acerca de la integración y lo integrable.

 

 – Participación accionaria o en el capital. Permite influir en una organización mediante la adquisición de sus títulos de capital (certificados, acciones u otros) concediendo a los poseedores participación en la gestión y sus beneficios en proporción al capital poseído. Un ejemplo lo representan las Cooperativas de Trabajadores – Inversionistas de Quebec, constituidas para mantener empleos en pequeñas y medianas empresas.

 

En el mundo cooperativo se impone una reflexión acerca de la posibilidad de invertir en empresas de otro tipo, compañías anónimas por ejemplo, bajo la premisa de intentar cooperativizarlas sin imponer procesos mediante decisiones como: igual número de acciones en manos de los participantes, establecimiento de fondos y distribución de “ganancias” con criterios cooperativos, horizontalización de la organización, rotación en los cargos directivos y operativos[4].

 

04.- LO COOPERATIVIZABLE.

 

Las cooperativas, así como otras organizaciones, pueden compartir los siguientes elementos y procesos.

 

 – Estratégicos. En este nivel se encuentran las decisiones vitales para la vida de las cooperativas participantes, objetivos, valores, actividades productivas, gremiales, políticas, integración y as fusiones, entre otros elementos. De esa integración pueden derivarse políticas comunes, financiamientos, defensa gremial, afiliaciones, aperturas nacionales e internacionales, compras y comercializaciones conjuntas, defensa del ambiente, por ejemplo.

 

 – Procesos administrativos. Son la planificación, dirección, organización, coordinación, control, De esa integración pueden derivarse actividades de out – sourcing, constitución de empresas, o contratación conjunta de profesionales para servicios como sistemas comunes de auditorías y revisorías, métodos administrativos, etc.

 

 – Funciones administrativas. Estas son compras, mercadeo, producción, controles de calidad, recursos humanos, finanzas, distribución, contabilidad, todas claves para actividades conjuntas de selección de proveedores, adquisiciones y licitaciones, producción y comercialización. Puede incluir esquemas de propiedad en condominios y uso conjunto de locales y depósitos,

 

 – Organización del trabajo. Procedimientos o instrucciones de trabajo, mecanismos de control, indicadores y métodos para medir la calidad de los productos y servicios.

 

 – Personas. Perfiles, selección, número y calificación, estabilidad, adiestramiento, nóminas, participación, disposición al trabajo, procesos formativos y de capacitación, reforzamiento de valores y principios, trabajo en equipo.

 

 – Gestión administrativa y de apoyo. Suministro de servicios: contabilidad, programas computarizados, manejo de caja y bancos, archivo, seguridad, asesoría jurídica, apoyo administrativo, vigilancia, secretaría, mensajería, etc.

 

 – Factores de producción y tecnología. Uso en común y mantenimiento de maquinarias, vehículos, equipos, tractores, sistemas de riego, cloacas, acueductos, teléfonos, transferencias tecnológicas, programas, asesorías, investigaciones aplicadas, etc.

 

 – Factores de servicio. Uso en común de servicios de apoyo: abogados, contadores, selección de personal; servicios de oficina como recepcionista, contabilistas, mensajeros, y aseadores.

 

 – Fuentes de financiamiento. Localización de fuentes, cuentas comunes, solicitudes comunes, créditos solidarios, fondos de garantía, fianzas comunes, fondos en fideicomisos, etc.

 

 – Suministro de productos. Productos de consumos, repuestos, transporte común, etc.

 

 – Información – decisión. Fuentes de información, bases de datos y tratamiento de la información, apoyo a la toma de decisiones, Internet, redes, Webs, sistemas de archivo, programas, reuniones con especialistas para análisis de entorno, etc.

 

 – Educación, Formación y capacitación. Compartir cursos, talleres, pasantías, visitas de experiencias, etc.

 

Estas opciones de Inter – cooperación proporcionan economías de escala y facilitan la constitución de redes de capital social o redes con capacidad de lograr objetivos a partir de la mera integración de los aportes humanos, voluntad, trabajo y confianza, de sus actores.

 

Impulsar la inter – cooperación obliga a precisar resultados para el diseño de nuevos esquemas asociativos e instrumentos jurídicos entre cooperativas y entre ellas y otras organizaciones. El proceso integrador implica participación activa de los involucrados[5].

 

  1. – PANORAMA COOPERATIVO MUNDIAL.

 

Gracias a la Intercooperación y la Integración, el cooperativismo ha diseñado la arquitectura organizacional del cooperativismo mundial y son numerosas la experiencia que pudiesen ilustrar sus impactos; gracias a él puede hablarse de circuitos económicos cooperativos en contraposición a circuitos capitalistas y de una opción globalizadora cooperativa y de la ES que haga contrapeso a la Globalización Neoliberal.

 

Ellos impulsan la representatividad de los movimientos locales y nacionales ante actores como los estados, los sindicatos y las universidades, por ejemplo, y defienden los intereses cooperativos en sus ámbitos de actuación al colaborar con otras organizaciones con el objetivo de proporcionar coherencia entre los propósitos de las cooperativas de base y los del cooperativismo de un nivel superior y mundial.

 

GRÁFICO Nº 05. NIVELES DE INTEGRACIÓN COOPERATIVA.

 

 

No en vano la OIT afirma que[6].

 

“El establecimiento de redes cooperativas, o de cooperación entre cooperativas, también es un elemento importante del fortalecimiento de la capacidad y la eficacia de las empresas cooperativas. En muchos ejemplos citados supra, el valor añadido fue un factor central que determinó el aumento de la eficacia, el éxito comercial y el alcance socioeconómico de las cooperativas de producción, como lo ejemplifican la Corporación Mondragón en España y la Lega Cooperativa en Italia. La cooperación institucionalizada, mediante el funcionamiento de cooperativas, o uniones o federaciones de cooperativas, elevó la escala de la actividad económica a un nivel que permitió reducir los costos operacionales y creó suficientes recursos mancomunados para dar cabida a la expansión tecnológica y la comercialización compartida, así como los servicios de control de calidad, y la formación de nuevas cooperativas. Estas redes de cooperativas brindan una respuesta institucional al aumento de la competencia mundial y a la necesidad de acelerar el ritmo de innovación”.

 

Conocer esas experiencias y sistematizar sus elementos comunes es fundamental para conocer el funcionamiento y los alcances del cooperativismo al tiempo que se aportaría a la construcción de una Teoría del Cooperativismo.

 

5.1.- ALGUNOS IMPACTOS.

 

Según el Cicopa, en las cooperativas laboran por lo menos 250 millones de personas en el planeta; si se considera que cada asociado tiene una familia promedio de tres personas, el total de personas vinculadas al movimiento, sobrepasa los cuatro mil millones[7].

 

La iniciativa “Global300” de la ACI (2005) asociada a la European Research Institute on Cooperative and Social Enterprises (Euricse) en el 2011, revela en su tercera edición del Monitor Mundial Cooperativa que el volumen de negocios de las mayores 300 cooperativas ha crecido un 11,6% hasta alcanzar los 2,2 billones de US$ en el 2012, monto superior al PIB de Italia o Canadá; de ese monto, 165 mil millones fueron generados por la banca y los servicios financieros por neto bancario, y 1,156.5 millones por ingresos por primas de seguros y mutuas.

 

La mayoría de las 300 se encuentran en las economías desarrolladas de Alemania, USA, Francia, el Japón y los Países Bajos y se observa un crecimiento en países emergentes como Brasil, India y China, y su distribución por sectores es: 30% en agricultura y alimentación; 23% en comercio minorista; 22% en seguros; y 19% en el bancario[8].

 

Ni hablar de los impactos del empleo cooperativo, según la OIT, el mundo sufre niveles de desempleo sin precedentes que alcanzan a más de 200 millones de personas con una situación dramática de desempleo juvenil, un nivel de migración histórico y una presencia muy importante de empleo informal y precario. En Francia, los cierres de cooperativas y la pérdida de puestos de trabajo disminuyeron en el 2011; en Italia, más de dos terceras partes de las cooperativas mantienen el mismo nivel de empleo, mientras que 18 por ciento registró un crecimiento del empleo.

 

Bruno Roelants, secretario general de Cicopa, dijo: “El empleo es una de las contribuciones más importantes hechas por las cooperativas en el mundo. Las personas involucradas en las cooperativas constituyen un porcentaje suficientemente alto para ser considerado un actor principal en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, tanto como en el debate mundial sobre el Futuro del Trabajo lanzado por la Organización Internacional del Trabajo.

 

Del total de empleo, la mayoría se encuentra en los países del G20 con casi el 12% de la población ocupada; las cooperativas de los Estados Unidas emplean a más de 2 millones de personas; las de Francia e Italia a 1 millón y 1,1 millones respectivamente; las cooperativas del Brasil proveen 274.000 empleos, Argentina 290.000, y Colombia 700.000, en Kenia emplean a 250.000 personas y en Indonesia unas 300.000.

 

Lo dicho no significa que las cooperativas sean soluciones fáciles de establecer pues sin dudas presentan obstáculos, uno es cómo atraer trabajadores jóvenes cuando el desempleo afecta a más de 73 millones de ellos entre los 15 y los 24 años[9].

 

Una visión de conjunto indicaría que el cooperativismo es rico en experiencias. El abarca desde cooperativas muy sencillas como las de trabajo asociado de peluquería, talleres mecánicos, artesanía, herrería, carpintería, restaurantes, de cine, de profesionales del periodismo, de contabilidad, de sociólogos, pasando por otras intermedias como clínicas, escuelas y universidades, de producción y distribución agrícola, hasta otras grandes con increíbles volúmenes de asociados y operaciones como los complejos financieros al estilo del Credit Agricole en Francia y el Movimiento Desjardins en Canadá, y los industriales como la Cooperativa Lechera Arla al norte de Europa y la Corporación Cooperativa Mondragón (MCC) en el País Vasco.

 

Desde que surgieron enfrentando las secuelas de un capitalismo reforzado con la Revolución Industrial hasta el presente, pasando por los vaivenes del mercado mundial, popularmente conocidos como crisis, como la del 2008, han sido útiles beneficiando a sus asociados y comunidades de conformidad con sus espacios y escalas. Investigaciones de la OIT demuestran que son relativamente más resistentes a las turbulencias de los mercados que otro tipo de empresas con aceptable capacidad para hacer frente a las consecuencias negativas de las crisis gracias a innovaciones e iniciativas contra la exclusión social y los desafíos de la globalización ante el desempleo local como sucede con la producción multiemplazamiento de Mondragón que permite homogeneizar los procesos y sistemas operativos de todos los centros de producción con simplificación de procedimientos y ahorros de costes en calidad, medioambiente y seguridad[10], o el caso de las Ferias de Lara en Venezuela[11].

 

El informe del Parlamento Europeo de julio 2013: Contribución de las cooperativas a la salida de la crisis[12], subraya la capacidad de resiliencia de las cooperativas tanto en índices de empleo como de cierre de actividades y afirma que, a pesar de la crisis[13], “se han creado cooperativas en sectores nuevos e innovadores y existen pruebas convincentes de su solidez, especialmente en lo que respecta a las cooperativas bancarias y a las cooperativas industriales y de servicios…”.

 

En el sector agrario y agroalimentario destacan diversos países, desde China, India, Japón, Corea del Sur, Israel, Alemania, Francia y otros en los que puede afirmarse que el grado de desarrollo es una consecuencia directa del desarrollo del cooperativismo. Solo EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda cuentan con las cooperativas más potentes del mundo en competencia directa con importantes multinacionales[14]. El Reino de Nueva Zelanda por su parte cuenta con un interesante índice de desarrollo humano, las cooperativas dominan la cadena de producción y distribución agrícola y el 60% de la distribución de alimentos al por menor[15].

 

De todas las modalidades, las agrícolas tienen una gran ventaja en materia de integración vertical y horizontal, así como para el suministro de bienes de producción, acceso a las finanzas y comercialización para los pequeños agricultores y para los agricultores que residen en zonas apartadas.

 

“Pero tienen que hacer frente a una intensa competencia, no sólo por parte de las empresas orientadas a la inversión sino también por parte de los servicios públicos (universidades y servicios de extensión agraria), sobre todo en materia de información sobre fertilizantes, utilización de productos químicos y plaguicidas agrícolas, eliminación y almacenamiento de residuos orgánicos, tecnología genética y biológica, nuevas variedades de semillas, métodos de alimentación del ganado y tendencias internacionales del mercado”[16].

 

Las de consumo registran un incremento en la facturación, y las cooperativas de trabajadores se multiplican; las financieras siguen siendo sólidas desde el punto de vista económico, algunos de los bancos más grandes del mundo como el Credit Agricole y el Credit Mutuel en Francia y el DG Bank en Alemania, son cooperativas, sólo en Europa, hay 4.200 bancos cooperativos locales, cerca de 60.000 filiales y una cuota de mercado de 20 por ciento.

 

En el panorama mundial un modelo cooperativo destaca, el más interesante y de mayores impactos en lo que a organización del trabajo y desarrollo de valores y preceptos cooperativos se refiere: las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA ), que han sido y son centro clave de discusiones por las ventajas competitivas que plantean en torno al modelo capitalista generador de plusvalía, la creación de empleos y la ruptura de La dicotomía Dueños de los Medios de Producción / Creadores de Valor y de los esquemas jerárquicos propio del modelo burocrático organizacional, entre otros aspectos.

 

Diversas fuentes acerca del crecimiento y presencia de las CTA muestran que están en diversos países, aunque en algunos como el Reino Unido, donde tuvieron su apogeo en los 80 pero con la relativa mejora económica del país disminuyó el interés en constituirlas, y USA carecen de apoyo gubernamental. Para el 2003 existían en Europa 20.230 CTA con 416.000 trabajadores, de los cuales Francia poseía 1.600 con algo más de 35.000 trabajadores.

 

En Francia las CTA o société coopérative ouvriére de production (Scops), para ser consideradas como tales admite cierta flexibilidad en la composición del capital siempre que los trabajadores posean el 51% de los certificados de aportación. Allí las cooperativas se benefician de sus propios sistemas de intercooperación y de su inclusión en los programas gubernamentales de apoyos a empresas sociales.

 

El País Vasco es sede de la Mondragón Corporación Cooperativa (MCC, 1958), el movimiento de CTA más reconocido y extendido del planeta con sus 266 empresas y 80.818 personas entre asociados y trabajadores; para su funcionamiento involucra un complejo tejido cooperativo de actividades financieras, industriales, con sociedades filiales, fundaciones, una mutua, entidades de cobertura, centros tecnológicos y hasta una universidad.

 

En el continente americano destaca Canadá, país en el que existe la Federación Canadiense de Cooperativas de Trabajo apoyado en un Fondo de Cooperativas de Trabajo financiado por el gobierno. En la provincia francófona de Quebec existen dos federaciones que agrupan CTA , la Quebequense de Cooperativas de Trabajo y la de Cooperativas de Trabajadores Accionistas, formula especial que se describirá en líneas posteriores. En esta provincia las CTA tuvieron un fuerte crecimiento en el lapso 1993 – 2003 con un 85% contra el 25% en el resto del país,

 

En USA existían solo unas 300 CTA para el 2004, allí no tienen mayor crecimiento habida cuenta de que el gobierno no favorece su constitución pues sus programas de emprendimiento las excluye formalmente a pesar del impulso buscado por la Federation of Worker Owned Co-operatives. Si existe una formula alterna más atractiva para los trabajadores, numerosos de ellos latinoamericano: los Planes de Participación de los Empleados en el Capital (Employee Stock Ownership Plans, ESOP), su popularidad se explica por sus ventajas fiscales.

 

En Argentina, luego de la crisis del 2001 se sucedió un oleaje de Empresas Recuperadas por los Trabajadores (ERT) mediante CTA con presencia en la casi totalidad de los distritos del país, conformándose una suerte de movimiento nacional con unas 367 experiencias entre fábricas, restaurantes, hoteles, y otras opciones que ocupaban a 15.948 trabajadores y trabajadoras para marzo 2016[17]. Este movimiento se inscribe entre los de resistencia al modelo neoliberal.

 

Finalmente, países como Japón, Corea del Sur, Francia, Alemania, Canadá y la misma USA basan su dinámica socio – económica cotidiana en esas redes humanas con bases mutualistas y cooperativas que migraciones sucesivas de otras regiones del mundo, depende del país, han tejido y hoy son sostén o receptáculos de nuevas generaciones. Esa opacidad, el no mostrar sus hechos y virtudes, es lo que impulsó a la ACI a proponer la Década Mundial del Cooperativismo.

 

Es de destacar que, ante la Globalización Neoliberal, cooperativas deseosas de aprovechar las ventajas de las compañías y sociedades anónimas en áreas en las que ellas tienen dificultades para participar, comprando, constituyendo y hasta transformándose ellas mismas en empresas de capital. Esta tendencia se observa en casos como Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) que han ampliado sus actividades mediante compra de acciones de “empresas participadas” que luego pueden adquirir totalmente y transformar en cooperativas.

 

También se observa en la mexicana Cooperativa Cruz Azul que para expandirse transformó en empresas de capital las cooperativas satélites que había creado en los 60s, y sus nuevos negocios los emprende como sociedades anónimas. Otras han optado por convertirse ellas mismas como sucedió con la también mexicana Caja Libertad, fundada el 5/6/1960 en la ciudad de Querétaro como ahora Libertad Servicios Financieros S.A. de C.V.

 

Otra acotación. A pesar de la presencia e impactos del cooperativismo en variados espacios del planeta, sus movimientos no son percibidos como verdaderas redes o resortes de funcionamiento de países que de manera ligera son considerados simplemente como capitalistas, cuando realmente miles de cooperativas y otras expresiones de la Economía Social juegan en ellos un papel importante.

 

5.2.- EXPERIENCIAS POR CONTINENTES Y PAÍSES.

 

No es suficiente una síntesis panorámica del cooperativismo mundial cuando existen experiencias muy ricas e ilustrativas de integración e intercooperación de carácter local, regional y hasta mundial dignas de ser conocidas. El cooperativismo se ha extendido en el globo terráqueo, se instala en todos los continentes impregnándose y fusionándose en variados casos con raíces comunitarias y desarrollos equitativos e integrales autóctonos, se convierte en instrumento de superación de problemas por parte de amplias capas y núcleos poblacionales, impactando importantes áreas del desarrollo económico y humano.

 

El cooperativismo ocupa un sitial relevante. Véase.

 

5.2.1.- Experiencias asiáticas.

 

Una panorámica mostraría que Asia, el continente más extenso y poblado, con el 30 % de la superficie mundial y 4.308 millones de habitantes, posee el 60 % de la población mundial repartida en 38 países (2014); este continente recibió la influencia del cooperativismo moderno en Japón en 1900, en la India en 1911, en Indonesia y China en 1919, y en Malasia en 1922, desde ellos se difundió a otros países.

 

Por su repercusión social en ese inicio destaca el cooperativismo rural de ahorro y crédito inspirado en el modelo alemán Raiffeisen, que para 1988 absorbía el 56% de los créditos dedicados mundialmente a la agricultura; es el continente de mayor crecimiento económico mundial, el mayor productor y consumidor de alimentos con casi el 80 % de la mano de obra agrícola mundial.

 

Asia contiene los dos países con mayor peso cooperativo, China y la India, ambos suman el 35,3% de los cooperativistas a escala mundial: China con 180 millones de personas sólo en lo rural y la India con 250 millones de personas. Al igual que en África, en la mayor parte de los países asiáticos se observan tradiciones colectivas que dificultan los avances de un cooperativismo formal de mayores dimensiones y mejor democracia; el colectivismo tradicional es informal, pequeño, jerárquico, se basa en el consenso y no es necesariamente equitativo.

 

Las cooperativas tienen distinta implantación en función de los países y regiones de producción; pueden encontrarse países con alto papel en lo agrícola como China, Corea del Sur y Vietnam, en este país la actividad de las cooperativas representa un 8.6% al Producto Bruto Interno. Otros cooperativismos destacan en lo social como en la India con proyectos contra la pobreza, la igualdad de género y el apoyo a los trabajadores de la economía informal; otros orientados al mercado como Japón y Corea; y algunos en transición de lo social y comunitario al mercado como Israel.

 

Según la ACI, en Singapur los cooperativistas son 1.400.000, la tercera parte de su población, con cooperativas de consumo con una participación del 55% en el sector de supermercados. En Kuwait las cooperativas de consumo manejan el 80% del comercio minorista del país.

 

El caso chino es interesante; comprender la lógica de su asociacionismo y cooperativismo, así como las relaciones Cooperativas – Estado, obliga a sumergirse en arista culturales de una población milenaria y ello que no es fácil. En ese país con 1.390 millones de habitantes que constituye el 31% de la población de Asia y la mayor del mundo, lo agrícola y la comida son temas importantes y complicados.

 

Sobre China se presentó un panorama en el punto 2.2.

 

A China le sigue la India, con 1.260 millones de habitantes y más de 240 millones de asociados, el nacimiento formal de las cooperativas se produjo con la Ley de Sociedades de Crédito Cooperativas (1904); tiene más de 600.000 cooperativas con 250 millones de miembros que han impulsado la economía del país con casi 20 millones de empleos creados y sostenidos por ellas. El sector opera tanto en áreas urbanas como rurales, la integración se da fundamentalmente en dos federaciones: 1. – La Federación de Comercialización de Cooperativas Lecheras de Gujarat (AMUL), mayor productora alimenticia que ha contribuido al crecimiento y éxito de la cultura y redes cooperativas; y 2. – la Federación de Marketing de las Cooperativas Agrícolas Nacionales (Nafed) que comercializa productos agrícolas, entre ellos un 43 % de los fertilizantes. A nivel nacional, numerosas se integran en la Unión Nacional de Cooperativas de India.

 

El sector fuerte es el agrícola, el 65 % de las cooperativas son agrarias y se destacan en algodón, té, azúcar, aceite de semillas, y leche, sector en el que unas 100.000 cooperativas recogen 16,5 millones de litros diarios de leche de 12 millones de agricultores; adicionalmente existen unas 9.300 cooperativas de pesca con 956.000 asociados; el 43 % de los créditos agrícolas procede de las cooperativas de ahorro y crédito. Otras prestan servicios de comercialización, almacenamiento y otros servicios a sus miembros.

 

En las urbanas, las obreras de producción alcanzan niveles superiores a los 25 millones de asociados con un 25 % de la producción nacional de cereales, 65 % del procesado de azúcar y un 58 % de los tejidos a mano; las necesidades del 67 por ciento de los hogares rurales son atendidas por las cooperativas.

 

En Japón las cooperativas agrarias están muy desarrolladas y son muy competitivas, teniendo casi 9,1 millones de socio que proporcionan 257.000 empleos, tiene la primera cooperativa mundial en el sector agroalimentario, Zen – Hoh; cuenta con una de las redes mundiales más poderosas de pesca con casi un 70 % del valor total de la producción nacional, y manejan el 90 % del arroz. Un 91% de los productores agropecuarios son socios de cooperativas y una de cada 3 familias es cooperativista.

 

Este país contiene dos de los principales bancos cooperativos del mundo: Norinchukin Bank (1923) y los Bancos Populares Shinkins Banks con cerca de 9.000 cooperativas y unos 17 millones de asociados. También posee la Japanese Consumers Co – operative Union (JCCU, 1951) que asocia cerca del de la 30% población; este país cuenta con una extendida red de salud que agrupa al 15% de la población y una extensa red de cooperativas universitarias. Mención especial merece el sector de seguros cooperativos, según el reporte de la ACI, la Federación Nacional de Mutuas de Seguros de Cooperativas Agrícolas (Zenkyoren) se mantiene en el puesto más alto del top de las 300 cooperativas más importantes del planeta por cuarto año consecutivo[18].

 

Corea del Sur es referencia mundial del empleo cooperativo con un 23% del total de ocupados en un país de 51.454.000 de habitantes. En este país el cooperativismo agrícola reúne a más de 2 millones de productores rurales (un 90% del total) y proporciona el 48% de los alimentos rurales fundamentalmente carne de ternera y de cerdo, y productos avícolas; las pesqueras tienen una participación en el mercado de un 71%.

 

En cuanto a ahorro y crédito, ocupa un lugar preeminente gracias a dos grandes sistemas financieros: 1. – la Federación Nacional de Cooperativas de Crédito; y 2. – la Federación Cooperativa Agrícola Nacional (FCAN), con sus vertientes bancarias y agrícola; entre ambos suman unas 3.000 cooperativas con 7 millones de asociados con una tasa de penetración superior al 15% lo que lo sitúa en el primer lugar de los países en desarrollo. En lo bancario, la FCAN es el primer banco coreano y uno de los mayores del mundo con más de 4.000 sucursales.

 

No se puede dejar de observar Israel; país en el que destacan los kibbutzim o granjas colectivas, suerte de íconos mundiales del cooperativismo comunitario con propiedad comunal de los medios de producción; son unos 250 con asociados promedio entre 200 y 2000 para un total cercano a los 120.500 asociados, el 2,1 % de una población de 8.709.000 habitantes, producen el 33% de los productos de granja del país, el 48% de la producción agrícola, y el 12 % de la industrial.

 

También figuran unas cuatro centenas de moshavim o asentamientos rurales con sus dos modalidades ovdim y shitufim con promedio de 60 a 80 familias; en ellos cada familia mantiene su granja – hogar, esta modalidad funciona básicamente para compras y mercadeo. Al contrario del kibbutzim, estas modalidades adoptan cada vez más la imagen del asentamiento privado por influencia de los nuevos inmigrantes y las políticas que incentivan el capitalismo agrícola. Ambas modalidades conforman cooperativas para la comercialización de los productos, y participan activamente en la Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel (Histadrut).

 

5.2.2.- Experiencias africanas.

 

Este continente, de difícil geopolítica por las divisiones territoriales trazadas por los colonialistas que provocaron divisiones ficticias entre comunidades que en sí mismas poseen condiciones intrínsecas para conformar verdaderas naciones, se caracteriza por su gran heterogeneidad y complejidad lo que dificulta cualquier generalización sobre sus cooperativas; en él, ellas reúnen el 14 % de la mano de obra agrícola mundial[19]. Existe un marco legal de referencia para numerosos países establecido por la Organización por la Armonización en Africa del Derecho de los Asuntos (Ohada) aprobado en el 2010 y con vigencia desde el 2011.

 

Una visión general mostraría con nitidez que, al igual que en Asia, existen tradiciones colectivas que dificultan los avances de un cooperativismo de mayores dimensiones con amplias bases democráticas. Las financieras son las más abundantes, de mayor tamaño y potencial multiplicador; en 1968 se fundó la Confederación Africana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Accosca) con sede en Nairobi.

 

En este sector destaca Kenia, país de 43 millones de habitantes con 2,7 millones de asociados en ahorro y crédito que gestionan el 31% de los depósitos y ahorros nacionales con apoyo en 250.000 empleados. Acá las cooperativas tienen una participación del 45% en el PBI y más del 60% de la población depende de sus actividades. Producen un 70% del café, un 76% de los productos lácteos y un 95% del algodón. En Kenia una de cada 5 personas es socia de una cooperativa. Acá destaca el Grupo de Seguros CIC como el mayor proveedor de microseguros.

 

En ahorro y crédito tiene presencia Ghana por su proceso de inclusión de la juventud, tercera parte de su población de 26 millones, mediante 89 clubes de ahorro con 19.675 miembros en varias escuelas: En Ruanda el Consejo Mundial de Cooperativas de Ahorro y Crédito reconstruyó el sistema integrado por 149 cooperativas de ahorros y préstamos y unos 400.000 miembros, sin distinguir entre grupos étnicos.

 

A nivel agrario resaltan las especializadas como las de Egipto con sus 4 millones de agricultores apoyados en cooperativas, numerosas de ellas múltiactivas con sus exportaciones de arroz, algodón, papas y productos hortícolas, además de las cooperativas de ganaderos como parte del legado de las metrópolis colonizadoras. En Kenia producen el 68% del cacao, 10 % del algodón, 87 % del pelitre y 52 % del café con 924.000 agricultores; en Etiopía, los ingresos de unas 900.000 personas provienen de ellas[20]; y en Costa de Marfil manejan el 30% del cacao y del café.

 

En Senegal, la Mutualidad Médica Pamecas ofrece un seguro de ahorro y atención de la salud asequible a familias en situación desfavorecida y de bajos ingresos[21]; ese país ha mejorado la seguridad alimentaria para un millón de personas en 60 comunidades rurales, mejorando los ingresos familiares un 250% y reduciendo un 35% los casos de niños y niñas con peso inferior al normal[22].

 

  • Existe un amplio movimiento de consumo en Botsuana; cooperativas industriales en Tanzania y Argelia; de artesanos en Etiopía, Nigeria, Zambia; de pescadores en Nigeria, Ghana, y Benín; de vivienda en Lesotho, Ghana, Tanzania, Kenia, Zambia y Egipto, algunas con planes de gubernamentales o internacionales de apoyo como en Egipto donde mediante cooperativas se construyeron viviendas para 100.000 personas al norte de El Cairo y dignificado barracas para otros 75.000 habitantes. Ello sin olvidar las industriales y de comercialización de Uganda, Kenia, Tanzania, Zambia, Botsuana, Nigeria y Ghana.

 

Otras cifras hablan de 5.000 cooperativas en Marruecos (2007); 854 en Jordania; 733 en Túnez (2007); 481 agrícolas en Argelia (2000); 487 en Palestina con 57.192 miembros; 13.000 en Egipto con 9 millones de miembros (2003); y 123.305 en Camerún: 1575 de ahorro y crédito y 121,730 agrícolas (2012).

 

En general, las estadísticas disponibles en la amplia mayoría de los países de este continente, no permiten formar una idea de los organismos de integración ni de los servicios prestados a sus asociados[23].

 

5.2.3.- Experiencias europeas.

 

Acá el cooperativismo adquiere dimensiones espaciales dado que allí nació y en todos sus países se han constituido ejes destacados de integración; las cooperativas forman parte de la cultura económica – social y sus estadísticas están mejor ordenadas. Durante los 70s y los 80s se produjo un resurgimiento de las cooperativas obreras de producción y muchas se unieron para formar el Comité Europeo de Trabajadores de Cooperativas (Cecop) que representa unas 50.000 con un millón de trabajadores.

 

Con países en relativa estabilidad integrados en la Unión Europea y con otros que no superan aún las consecuencias de la caída del socialismo real y en los que la fiebre desreguladora dejó que el mercado entrara sin suficientes medidas transitorias, puede afirmarse que las cooperativas de este continente constituyen un sector importante de las economías de sus respectivos países y del continente mismo. Aun así, este cooperativismo sigue siendo muy heterogéneo a pesar de Reglamento del Consejo Europeo 1435/2003 del 22/07/2003 como marco unificador; ello es normal, cada cooperativismo se desarrolla con base en sus localidades y marcos legales nacionales. No es solo por vía de normas legales que el cooperativismo se transforma.

 

El sector de ahorro y el crédito cuenta con el mayor número de asociados, al tiempo que el agrícola posee más cooperativas. Algunos de los bancos más grandes del mundo como el Credit Agricole y el Credit Mutuel en Francia así como el DG Bank en Alemania, son cooperativas y están en Europa, hay 4.200 bancos cooperativos locales, cerca de 60.000 filiales y una cuota de mercado de 20 por ciento.

 

Las agrícolas tienen una participación total en el mercado del 60% en la elaboración y comercialización de productos básicos y de casi un 50% en el abastecimiento de insumos[24]. Las de viviendas tienen presencia en la mayor parte de los países europeos, participan en la construcción y alquiler de alojamientos asequibles, y en la puesta en común de los equipos de construcción para las empresas más pequeñas. En los países en transición como Bulgaria, Estonia, Hungría y Polonia pueden verse ejemplos positivos.

 

En cuanto a las cooperativas obreras de producción, durante los 70s y los 80s tuvieron un resurgimiento y numerosas se afiliaron al Comité Europeo de Trabajadores de Cooperativas (CECOP), que en un momento representó unas 50.000 cooperativas con un millón de asociados y fue plataforma representativa y privilegiada para el Grupo de Economía Social del Parlamento Europeo.

 

En general, el peso relativo del cooperativismo ha aumentado en los últimos años y extendido a nuevos sectores. Un informe de Cicopa señala que 132.000 cooperativas europeas cuentan con 83,5 millones de asociados y 2,3 millones de trabajadores[25] distribuidos por sectores así: Primario: 46 534 (35 %), Secundario: 27 073 (20 %) y Terciario: 58 855 (45 %)[26]. Ese informe resalta dos regiones con altos impactos en empleos: 1. – Emilia – Romana, una de las regiones industriales más importantes de Europa y de los conglomerados cooperativos más antiguos del mundo con una proporción de empleo del 15%; y 2. – País Vasco en España, con casi un 7%. Según la ACI, sólo en Europa los bancos cooperativos emplean a más de 700.000 personas

 

Según datos de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta), también se ha dado el fenómeno de conversión de empresas de capital en cooperativas; en el 2011, más de 150 empresas a punto de desaparecer por no tener plan de transmisión o herederos, fueron transferidas a sus empleados bajo forma de cooperativa de trabajo u otras empresas autogestionadas en Francia, Italia y España, país con la mitad de ellas. Algunos factores que explican por qué las transferencias de empresas a los trabajadores tienen más éxito en algunos países que en otros son: 1.- un marco jurídico adecuado, que protege y promueve las cooperativas de trabajadores; 2.- un alto nivel de organización y consolidación de las cooperativas y de sus federaciones representativas; y 3.- la aplicación de medidas políticas para facilitar la transmisión y conversión de empresas[27].

 

Observar experiencias obliga a iniciarse por el Reino Unido. Desde Robert Owen con su asociacionismo, pasando por la Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochadle (21/12/1844); al mismo tiempo que el cooperativismo de consumo se desarrollaba en este país y pasaba sus fronteras hacia el continente firme, particularmente a Francia, Alemania, Italia, y los países escandinavos, otras expresiones de cooperativismo se tomaban cuerpo en otros países europeos, por ejemplo, la primera cooperativa de Checoslovaquia se fundó en 1845, silo un año después de la de Rochdale. Es de precisar que ya en Francia se había constituido la cooperativa de consumo Le Commerce Veridique et Social (Lyon, 1835).

 

Fue en Inglaterra donde surge la idea de fundar la ACI en el Congreso de las Cooperativas de Plymouth (1886) y se funda la ACI en 1895, y un siglo después se aprueba la Declaración sobre la Identidad Cooperativa en el Congreso de la ACI de Manchester (1995); lo señalado son muestras de que este país ha proporcionado extraordinarios aportes al cooperativismo propio y mundial.

 

En 1998 generaron 113.400 empleos a tiempo completo y 71.600 a tiempo parcial. En lo agrícola, con 506 cooperativas agrarias y 271.000 cooperativistas comercializaba el 67% de la leche, el 28 % el porcino y el 24 % del cerealero nacional para 1997[28]. Resaltan las de seguro con 6 millones tenedores de pólizas, cerca del 11 % de total europeo en 1994. La mayor agencia de viajes independiente es una cooperativa.

 

Sobre Rusia se presentó un panorama en el punto 2.3.

 

Luego de la Guerra, en los países insertos en la órbita soviética, Bulgaria, Hungría y Checoslovaquia principalmente, fueron impulsadas fundamentalmente en lo agrario y ordenarían sus desarrollos bajo la elide de una planificación centralizada al estilo soviético. En Hungría las cooperativas de consumo fueron responsables del 14.4% de las ventas minoristas de artículos generales y de alimentos durante 2004 y en Letonia tienen una participación del 12.3% en el sector de la industria alimenticia. En Moldavia las de consumo son responsables del 6.8% del comercio minorista.

 

Polonia, más flexible, sin un partido único y con un historial cooperativo importante pues gracias a las cooperativas reconstruyó poblados y urbanizaciones enteras destruidas por los nazis, desarrolló un cooperativismo variado y abierto; fueron reconocidas las PSS Spolem o cooperativas de consumo de Polonia fundadas en 1868 e impulsadas como cadena integrada por Stefan Zeromski a partir de 1906; allí las cooperativas producen el 75% de la leche y derivados.

 

El autor, invitado por el Consejo Supremo Cooperativo Polaco en 1977, tuvo oportunidad de conocer cooperativas de educación, talleres mecánicos, peluquerías, talleres de lisiados de guerra, vivienda y otras, y observar los aportes de los comités de autogestión de cooperativas agropecuarias en cuanto a impulsar las relaciones y la participación entre ellas y los voivodis o concejos municipales, y formular propuestas al Plan Nacional.

 

Los países nórdicos por su parte, poseen un complejo e interesante cooperativismo de producción y consumo que en algunos renglones domina hasta el 100% de los mercados. Suecia, por ejemplo, tiene la Federación Cooperativa Nacional (Kooperativa Forbundet – KF) propiedad de las cooperativas de consumo y de consumidores de gasolina que lidera el 20% del mercado detallista de productos de consumo con 2.433.000 asociados, casi 25% de la población. Destaca la Federación Nacional de Cooperativas de Vivienda con 4.000 cooperativas agrupadas en 50 asociaciones regionales y 600.000 asociados; también las de seguros cooperativos.

 

El cooperativismo agrícola nórdico es de los más representativos a nivel mundial, a tal punto que operan el 100% de las lecherías y son dueñas de más del 50% de los mataderos, cubriendo el 40% de la producción en Suecia. Entre agricultores de Suecia, Dinamarca y Alemania funciona la Cooperativa Arla Foods, la empresa lechera más grande de Europa. En lo financiero, el Förenings Sparbanken, con sede en Suecia, es uno de los grupos bancarios más grandes de estos países con 11.000 puestos de trabajo.

 

En Finlandia las cooperativas tienen un impacto de la producción de 74% y 96% en alimentos y productos lácteos, mientras que en Noruega tiene gran impacto con los 99% de los lácteos consumidos en ese país; también tienen presencia en consumo y pesca. Uno de cada 3 habitantes del país es miembro de una cooperativa.

 

En el centro de Europa resalta Alemania con su Federación de Bancos Populares y Bancos Raiffeisen (Bundesverband der Deutschen Volksbanken und Raiffeisenbanken), surgida de la inspiración de Friedrich Wilhelm Raiffeisen, con cooperativas de ahorro y crédito orientadas inicialmente a los campesinos y luego al aprovisionamiento de insumos y comercialización de productos agrícolas. Posteriormente Hernan Shulze-Delitzsch los bancos populares o cooperativas de ahorro y crédito orientadas al apoyo de artesanos y pequeños industriales citadinos. La federación mencionada está en el origen del nacimiento del único banco cooperativo alemán, hoy llamado Rabobank, con una estructura descentralizada y una política bancaria flexible. Los Bancos Raiffeisen son modelo mundial de cooperativismo de ahorro y crédito; existen unas 900.000 cooperativas con su estilo en más de 100 países con unos quinientos millones de asociados[29].

 

En el caso alemán juegan rol importante en el abastecimiento completo de las áreas rurales con bienes de primera necesidad, los agricultores alemanes realizan más de la mitad de todas sus compras y ventas a través de las cooperativas lo que demuestra su confianza en ellas y el nivel de rendimiento alcanzado. Las cooperativas también prestan servicios y asesorías. Resalta su cooperación internacional, el movimiento de viviendas Deswos tiene proyectos importantes en la construcción de viviendas cooperativas en países como Burundi, Chile, Etiopía, India, Malawi, Mozambique, Nepal.

 

Francia, que al igual que Inglaterra se encuentra en el origen del cooperativismo europeo con la mencionada cooperativa de consumo Le Commerce Veridique et Social (Lyon, 1835); los falansterios de carácter agrícola de Charles Fourier como base de un sistema social igualitarista formado por grupos de 1620 personas sin salarios ni propiedad privada; el familisterio, complejo de viviendas fundado en Guisa, a pocos kilómetros de Bélgica por Juan Bautista Godin; los Talleres Nacionales creados en tras la Revolución de 1848 y otras experiencias. Francia cuenta con 21.000 cooperativas y 700 mil asociados sobre 62 millones de habitantes, más de 10 %, en variadas cooperativas: agricultura, pesca, distribución, banca, transporte, vivienda, educación, etc.[30]; 9 de cada 10 agricultores son miembros de alguna.

 

En este país, además de la forma cooperativa estrictamente jurídica, se introdujo un groupement d’intérêt économique para las pequeñas organizaciones cooperativas de artesanos del tipo de los vendedores al por menor y los conductores de transportes, etc. Se estima que el sector artesanal de Francia contiene unas 1.000 agrupaciones y que 110.000 empresas y 180.000 empleados son miembros de estas agrupaciones[31].

 

En lo financiero, el Crédit Agricole es el primer grupo financiero francés con sus 140.000 empleados, 31.500 directores de oficinas locales y regionales y sus 8,2 millones de asociados, 1,1 millones de accionistas y 50 millones de clientes en 54 países: este sistema financiero financia el 25% del crédito a las PyMEs de este país, su éxito se basa en ser un banco universal cercano de sus relacionados. Gracias a más de 7.000 oficinas que en realidad son cooperativas de ahorro y crédito locales, atiende 34% de los franceses, 66% de las empresas y 90% de los productores agrícolas. Si a sus cifras se suman la Caisse d´Epargne con el 12,3%, el Credit Mutuel de vocación rural inspirado en el modelo Raiffeisen, y el Banque Populaires inspirado en el modelo urbano del Volksbanken, el 38,8% de los depósitos de los franceses está en el sistema cooperativo.

 

Principio del formulario

En Italia, economía situada entre las 10 mayores del mundo, las cooperativas generan cerca del 7% del PIB. El principal organismo de integración es la Lega delle Cooperative o Legacoop, cofundador de la ACI, ente de integración más importante del país con 43.000 cooperativas en todos los sectores, 12 millones de asociados y 1,2 millones de puestos de trabajo[32].

 

Organizada por sectores y con una estructura central nacional, Legacoop asocia grandes cooperativas de consumo como los supermercados Scoop, cooperativas industriales, involucradas en la gestión de importantes obras públicas como la Estación Termini de Roma, autopistas, etc., novedosas cooperativas sociales, y cooperativas de servicios y mantenimiento de sitios históricos como el Foro Romano y el Coliseo. Una de sus actividades es el financiamiento a través de la Banca Ética con numerosos asociados y proyectos; destaca la Cooperativa Auxillium, emblema del de la cooperación social en este país a poner en práctica un modelo solidario de asistencia domiciliaria integrada que sirve a pacientes en situación de vulnerabilidad. También la Cooperativa Oltre LÁrtre que tutela y pone valor al patrimonio histórico que entre sus integrantes contiene un 30% de personas con discapacidad.

 

En España el cooperativismo de consumo aparece a fines del S. XVIII, hoy posee unas 25.000 experiencias[33] destacando en el noroeste, principalmente en Cataluña, las cooperativas de consumo, en el País Vasco el industrial, las vinícolas en el norte, las agrícolas con las de naranjas en Valencia en el centro y sur. En cuanto a sanitarias son de mencionar las de clínicas en Madrid, y la Fundación Espriu en Barcelona.

 

Para 2000 cerca de un millón de agricultores, la mayoría, eran asociados de alguna de las 3.900 cooperativas existentes y el 40% de la producción se comercializaba a través de cooperativas[34]. El sector del trabajo asociado integraba 21.499 cooperativas con casi 300 mil puestos de trabajo en el 2012.

 

El caso más emblemático en producción industrial es la Mondragón Corporación Cooperativa (MCC), fundada en 1958 por el padre José María Arizmendiarrieta, constituye el primer grupo empresarial del País Vasco y el décimo de España, involucra 80.818 personas entre asociados y trabajadores, posee 266 empresas y cooperativas de trabajo asociado dedicadas a actividades financieras, industriales y de consumo, entre ellas sociedades filiales, fundaciones, una mutua, entidades de cobertura, centros tecnológicos y una universidad propia con unos 4.000 alumnos. Es la experiencia productiva más importante de la democracia económica en el ámbito mundial; sus valores y principios, con agregados propios, están alineados con el dinamismo y la innovación.

 

En Bélgica la legalidad formal de las cooperativas fue oficialmente reconocida en 1873, en ese país todos los gobiernos regionales tienen un ministro a cargo de la economía social, a menudo combinado con otras competencias[35] y existen 25 400 cooperativas, número en aumento, que generan el 5,5 % del PIB[36]– Allí, las cooperativas de agricultura y farmacia juegan un importante papel[37], las farmacéuticas tienen una participación en el mercado de 19.5%[38], un dato interesante sobre las farmacéuticas, particularmente las relacionadas con mutuales, es que sus usuarios acumulan las facturas por compras a lo largo del año y las entregan para el momento del reparto de excedentes recibiendo por este concepto montos superiores a los intereses de los mismos montos si hubiesen sido depositados en bancos.

 

En años recientes han aparecido cooperativas novedosas enfocadas en el desarrollo sustentable, por ejemplo, en relación al reciclaje, la producción, el ahorro energético, agricultura ecológica, cadenas cortas de suministro de alimentos, etc., y en la innovación ética y social como las de ética financiera, las de integración de trabajadores no calificados[39] y las multiparticipativas, muy relacionadas con el Comercio Justo, que combinan varios objetivos e incorporan en su estructura de gobierno una organización que funge de “madre y retiene parte de las acciones”[40] y del otro lado a consumidores, voluntarios, empleados, inversionistas públicos, empresas sociales asociadas y ONGs interesadas en el éxito de sus procesos.

 

En Chipre las cooperativas representan el 30% del sector bancario y son responsables de la comercialización del 35% de su producción agropecuaria. En Eslovaquia las cooperativas emplean a más de 75.000 personas. En Eslovenia las agrícolas son responsables del 72% de la producción lechera, 79% de la ganadera, 45% de la de trigo y 77% de las patatas.

 

5.2.4.- Experiencias americanas.

 

En todo el continente existen diferencias interesantes. Destacan las cooperativas de ahorro y crédito; sólo en América del Norte existen más de 83 millones de asociados; también resaltan las de electricidad particularmente en Canadá, USA, Argentina, y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. En Suramèrica el inicio del cooperativismo fue más tardío y traído de manos de inmigrantes europeos; varias referencias nacionales señalan vitalidad.

 

El cooperativismo llegó a América del Norte durante los últimos años del S. XIX. El Periodista quebequense Alphonse Desjardins (Levis, 1860-1937) llevó a su terruño la idea del ahorro y el crédito bajo la denominación de cajas populares ante la especulación de la que era objeto la población por usureros; pronto esa experiencia se replicaría en los Estados Unidos. En líneas posteriores se explica esta experiencia.

 

En Canadá, sobre 36,65 millones de ciudadanos, las cooperativas asocian más de 12 millones y emplean unas 140.000 personas. Solo en las credit unions del sector anglófono y en las Cajas Populares y de Economía Desjardins del francófono, tienen más de 10 millones. El sector aporta una extraordinaria fuerza a la identidad canadiense y ha sido capaz de imprimirle un profundo sentimiento de solidaridad al mismo tiempo que muestra formas cooperativas hábiles en producir, servir y comercializar[41].

 

Allí las cooperativas son un componente esencial de numerosas comunidades, desarrollándose en sectores diversos como el forestal, viajes, manufactura, información tecnológica, publicidad, transporte, mantenimiento del hogar, y otras como las de pesca. Las de todo el país están representadas por la Canadian Worker Co – operative Federation (CWCF) fundada en 1991, desde 1994 crecen a un ritmo mayor de otras empresas con una sobrevivencia también superior. Entre sus originalidades destacan las Cooperativas de Trabajadores Accionistas desde 1985, como fórmula de inicio de los trabajadores en el accionariado de las empresas en las que laboran.

 

El 40% de la producción agrícola total, el 70% de la forestal, el 64% de la comercialización agrícola, el 8 % de los productos de pesca, y otros importantes porcentajes, son responsabilidad de las cooperativas; el 60% de las ventas del sector agrícola se realiza gracias a cooperativas. La Cooperativa Federada del Québec domina el mercado avícola, de huevos, y carne de la Provincia francófona de Québec.

 

En lo financiero el Movimiento Desjardins, fundado en 1900 por Alfonso Desjardins, es segundo entre las instituciones financieras cooperativas más sólidas del mundo, primer grupo financiero de Canadá y mayor empleadora privada de Quebec, cuenta con más de siete millones de asociados y clientes, 45.547 empleados y 4.351 dirigentes de sus 293 cajas en las Provincias de Québec y Ontario[42].

 

En cuanto a vivienda, particularmente en la Provincia de Quebec, éstas se convirtieron en las receptoras de las migraciones de los años 70s y 80s, en esa provincia conservan la condición colectiva del derecho de uso de apartamentos asignados a los asociados y han desarrollado opciones para personas con minusvalía en los pisos bajos con rampas, cocinas y baños adaptados.

 

Es de resaltar el denominado Movimiento Cooperativo de Antigonish, desarrollado desde la Universidad de San Francisco Javier, Nueva Escocia, por su alta influencia no solo en las provincias marítimas de Canadá sino por sus repercusiones a través de sacerdotes formados en sus aulas en varios países de América Latina como la del sacerdote Ramón González Parra en San Gil, Colombia; la del sacerdote José Elías Thielen con sus cooperativas de ahorro y crédito en estado Falcón, Venezuela; y otras en Puerto Rico y otros países.

 

En USA se cuenta con más de 150.000.000 cooperativistas y de 47.000 cooperativas de distintas ramas integradas fundamentalmente en la Liga de Cooperativas de los Estados Unidos, que hoy se denomina Asociación Nacional de Empresas Cooperativas. Destacan unas 12.000 de ahorro y crédito (Credit Unions) integradas en la Credit Union National Association (CUNA), constituida a partir de su precursora, la Credit Union National Extension Bureau en Colorado (1934); hoy con algo más de 110 millones de asociados. Cuna impulsó, junto a la Unión Internacional Raiffeisen (UIR, 1968), la constitución del el World Council of Credit Unions, Inc. (Woccu). CUNA y Woccu tienen sus sedes en Wisconsi.

 

¡Atención!: 1.- como la mayoría de las Credit Unions cuenta con seguro de ahorro hasta por 100.000 US$, en caso de quiebra de cuentas individuales, ese seguro junto a otros hace que 50 millones de habitantes, el 20% de la población, se asegure con cooperativas y mutuales; y 2.- La cooperativa de ahorro y crédito más extendida del mundo es la Navy Federal Credit Union constituida por los marines, sus familiares y empleados del Departamento de Defensa de USA, para el 2016 tenía algo más de 6,1 millones de asociados que administraba 75 billones de US$.

 

Este país es de avanzada en lo que se refiere a cooperativas de suministro eléctrico, las casi 30.000, unas 900 rurales, funcionan en 47 estados, abarcan el 75% del territorio, representan el 42% de las líneas de distribución eléctrica y atiende a cerca de 42 millones de usuarios. Las de salud adquirieron visibilidad con la Cooperativa de Salud Colectiva de Puget Sound, de 570.000 miembros, que destacó como modelo para la elaboración de la reforma del sistema de atención en 2010[43]. En cuanto a vivienda, solo en Nueva York más de un millón de personas habitan en ellas.

 

Las agrícolas merecen precisiones especiales. Configuran el sector individual más amplio con 14 millones de asociados, más de 720.000 empleados en 44.260 cooperativas, 42,6 % del total; la participación en el mercado de ellas es de aproximadamente el 28% en elaboración y comercialización de productos agrícolas y el 26% en el suministro de insumos.

 

Según un informe de la Organización Internacional del trabajo (OIT), una innovación observada en su sector agrícola es la creciente integración vertical desde el productor primario hasta el consumidor final, lo que conforma en USA la “nueva generación” de cooperativas agrícolas (New Generation Farmer Cooperatives, NGFC), que ha incrementado los beneficios de los agricultores mediante la venta de productos procesados en lugar de los productos primarios que anteriormente vendían[44].

 

Según ese informe

 

“las grandes sumas de dinero que se necesitan para construir las plantas de producción se consiguen mediante inversiones directas de los socios. Para controlar la producción, las cooperativas tienen una afiliación cerrada. Si las acciones (contratos de suministro) son negociables en el mercado, ello se traduce en una intensa participación y control por parte de los socios. En los últimos años se han puesto en marcha más de 50 cooperativas, y no faltan razones para llamar a este proceso «fiebre cooperativa». Este modelo cooperativo de “nueva generación” ha tenido importantes repercusiones en las zonas rurales, hasta ahora un tanto olvidadas. Se observa en ellas un proceso de repoblación muy significativo …”.

Avanzado el pasado siglo, el cooperativismo de Canadá y USA tendrían repercusiones en los países latinoamericanos, especialmente en el mundo del ahorro y el crédito.

 

La integración latinoamericana se iniciaría a finales de los 50s con la constitución de la Confederación Cooperativa del Caribe (CCC, 1957), primer organismo de integración cooperativa regional en América; la CCC se inactivó para dar paso a la Organización de Cooperativas de América (OCA, 1963), la CCC también concede origen a la Confederación de Cooperativas del Caribe, Centro y Suramérica (CCC-CA, 1980) con sede en San José de Costa Rica. Posteriormente se constituirían la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Colac, 1970) con sede en Panamá, la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (Colacot, 1975) como una de las sectoriales de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT). Finalmente se instalaría para el continente una sede de la ACI en Costa Rica: ACI – Américas, ahora Cooperativa de las Américas.

 

En México se conoce el cooperativismo desde 1873 cuando se organiza en su capital una cooperativa de profesionales de la sastrería ilustrada en el modelo francés de las asociaciones obreras de producción surgidas de las ideas de Luis Blanc. Hoy posee un total estimado de unas 15 mil cooperativas. Este país se distingue por cajas populares que han sido objeto de reformas legales en los últimos años con apoyos en reestructuración de movimientos como el Raiffeisen y el Desjardins. Según el Fideicomiso de Supervisión Auxiliar de Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo y de Protección a sus Ahorradores (Focoop) el número de socios del sector era de 6.453.000 en Sept.-2014 en un total de 692 cajas o cooperativas de ahorro registradas. Una de sus cajas, la Caja Popular Mexicana constituida en 1996 por 23 cajas que tomaron la decisión de fusionarse, contaba en julio – 2013 con 1.788.756 asociados[45]

 

En el sector industrial de la construcción resalta la Sociedad Cooperativa Manufacturera de Cemento Portland La Cruz Azul, S.C.L o simplemente Cooperativa La Cruz Azul, constituida como empresa privada en el Estado de Hidalgo en 1881 por el inglés Henry Gibbon; con quiebras y problemas a lo largo de las tres primeras décadas del S. XX, ella sería objeto de la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública y mediante indemnización, pasó a mano de 192 trabajadores con el nombre de “Sociedad Cooperativa de Productores” cambiando su denominación por la de «Cooperativa Manufacturera de Cemento Portland La Cruz Azul, S.C.L.» el 29/01/1934.

 

En Costa Rica los antecedentes se remontan a las juntas de los borucas y a la Asociación de Artesanos constituida el 13/01/1874 pero fue en 1918 cuando, ante los problemas de pobreza y desempleo, hubo interés gubernamental por el cooperativismo y éste inicia su presencia con apoyo de normativas laborales y esfuerzos de instituciones como la Confederación General de Trabajadores, el Centro Nacional para el Estudio de los Problemas Nacionales y la Iglesia Católica, creándose cooperativas entre las que destacaron la de Consumo Germinal dedicada a productos de primera necesidad y la Sociedad Cooperativa de Cafetaleros. Vendrían otras como la Cooperativa Agrícola de Cultivos y Colonización Interior y las sociedades cooperativas de Artesanos de Heredia; Obrera Cooperativa; de Consumo, Ahorro y Socorro Mutuos; de Ahorro y de Protección Mutua; y la Sociedad Cooperativista Cafetalera para la producción y comercialización del café

 

Este país destaca con su cooperativismo agrícola arraigado en producción de café de alta calidad que exporta a Europa, Estados Unidos y Japón, mediante alianzas internacionales que favorecen el comercio justo; también por las cooperativas de salud que apoyan la Caja de Seguridad Social (CSS) atendiendo 500.000 habitantes y proporcionando empleo autogestionario a 900 trabajadores. En ese país, Las cooperativas de ahorro y crédito eran propietarias de un 8.5% de los activos del sistema financiero nacional en el 2011. Es de resaltar la existencia del Centro de Estudios y Capacitación Cooperativa (Cenecoop), organismo auxiliar cooperativo sin fines de lucro, dedicado y comprometido con la capacitación, educación e investigación para el desarrollo del sector cooperativo de manera sostenible de ha implantado interesantes procesos en la enseñanza secundaria y tiene participación junto a otras cooperativas en una universidad.

 

Sobre el cooperativismo cubano se presentó un panorama en el punto 2.5.

 

En Puerto Rico, la Isla del Encanto, tal como se afirmó,, el asociacionismo se inició en 1873 con la fundación de Santiago Andrade la sociedad de socorro mutuo “Los Amigos del Bien Público” y en 1893 con la fundación de la sociedad cooperativa “El Ahorro Colectivo”., pero fue a partir de los años 30s cuando se organizan numerosas cooperativas y establecieron organismos de integración y estructuras gubernamentales de apoyo, la Universidad de Puerto Rico también se sumó a este proceso. El impulso inicial lo dio la política del Nuevo Trato con el programa “Puerto Rico Reconstruction Administration” (PRRA) impulsado por Franklin Delano Roosevelt en 1935. Es de destacar la influencia del Padre Joseph Mc Donald de la Universidad de Antigonish de Canadá con sus cursos en la Universidad de Puerto Rico (1945) y los impactos de esta universidad en el desarrollo posterior del ahorro y el crédito cooperativo.

 

Fue con la primera ley general de Sociedades Cooperativas (Ley 291 / 1946) que se iniciaron procesos de integración con la Liga de Cooperativas (Ligacoop, 3/06/1948) y la Federación de Cooperativas de Créditos de PR (1950); siguieron el Banco Cooperativo de PR (1950), la Confederación de Cooperativas del Caribe (1954) y la Federación de Cooper Agricolas (1956). En paralelo se constituyó el Instituto de Cooperativismo en la Universidad de Puerto Rico (1953), y las dos cooperativas claves en el sector seguro de ese país: la de Seguros de Vida (1959) y la Cooperativa de Seguros Múltiples Inc. (1963), complementados luego en lo financiero con el Banco Cooperativo (1966). Ligacoop es el organismo de integración nacional, agrupa federaciones y centrales con un total de 224 cooperativas asociadas, de ellas 130 son de Agrícolas ahorro y crédito con 966.274 asociados en el 2016[46].

 

Colombia suma unas 8.124 cooperativas, con 4 millones de asociados, más de 137.000 empleados, en su mayoría mujeres, que generan el 22% del empleo en el sector de la salud, el 14,7% en el de transporte, 7,7% del agrícola; 6,5% del financiero; y otorga el 91% de todos los microcréditos de un país al que aportaron el 4,96% del PIB para el 2009 [47]. Según un estudio de la Confederación Alemana de Cooperativas Raiffeisen (DGRV), su sector financiero se ubica en el tercer lugar en América Latina, detrás de Brasil y México.

 

A nivel de integración destaca la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), organismo cooperativo de tercer grado, máximo de representación, y la Asociación Colombiana de Cooperativas (Ascoop) que ofrece y presta útiles servicios en la formación y capacitación técnica y profesional a sus cooperativas asociadas y en cuanto a las mutuales Conamutual y Gestarsalud. Varias entidades se encuentran entre las 100 primeras empresas y empleadoras del país como Coomeva, Colanta, y Copservir. En seguros resalta La Equidad Seguros.

 

 

Con la modificación del Régimen de Seguridad Social (Ley 100, 1994) el cooperativismo “entró en un terreno de futbol donde sólo participaban el equipo estatal y el privado”, convirtiéndose rápidamente en equipo ganador”; destacando Coomeva y Saludcoop, también las farmacéuticas bajo la forma de Administración Pública Cooperativa como la Cooperativa de Hospitales de Antioquia (Cohan) que apoya 145 instituciones hospitalarias asociadas con transferencia de tecnología y gestión de compras de insumos con excelentes economías de escala.

 

Algunas regiones adelantan interesantes experiencias con obvios impactos locales como las de San Gil, Sur de Santander, espacio calificado como Territorio Solidario, con una red de cooperativas financieras que dinamiza unas 200 cooperativas con unos 4.000 líderes sociales, 120.000 asociados y 1.000 trabajadores y las del Norte de Medellín en ahorro y crédito. En suministro de agua y reciclaje juegan papel importante.

 

El cooperativismo ecuatoriano, con antecedentes a principios del pasado siglo en Guayaquil, contaba al 29/6/2015 con 3.488 cooperativas con dominio de las financieras con 906, 30% del total, y más del 50% de las 2.582 no financieras concentradas en transporte; el resto en producción, vivienda y consumo, en ese orden. El total de asociados suma unos 5 millones.

 

Actualmente se impulsa un proceso de reestructuración del sector desde la perspectiva de la Economía Popular y Solidaria (EPS) como el tercer sector económico reconocido en la Constitución Nacional en la idea de la ancestral propuesta del Buen Vivir; existe preocupación por impulsar cooperativas diferentes a las financieras y del transporte, se trata de constituir un sector productivo que genere empleos y contribuya al autosustento alimenticio en las variadas zonas del país.

 

Bolivia vio surgir cooperativas agrícolas constituidas por ex combatientes de la Guerra del Chaco a finales de los 30s, las mineras lo harían en 1939. Para el 2012 sus 15.000 cooperativas proporcionaban empleos directos al 3,6% de la población e indirectos al 10,8% sobre una Población Económicamente Activa (PEA) de 4,9 millones de habitantes[48]. La mayoría están en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, siendo el sector más numeroso el de las mineras que se agrupan en la Federación de Cooperativas Mineras, con 100.000 asociados de 702 cooperativas, y la Federación de Cooperativas de Ahorro y Créditos que agrupa unos 700.000 en 108 cooperativas. El organismo mayor de integración es la Confederación Nacional de Cooperativas de Bolivia (Concobol).

 

Además de las mineras, resaltan las de servicios públicos que se iniciaron en los 60s en Santa Cruz de la Sierra con el suministro de electricidad, ampliando a los teléfonos y al suministro de agua; las cooperativas Cotas, CRE y Saguapac de Santa Cruz de la Sierra, de teléfono, agua y electricidad respectivamente, constituyen muestras exitosas de cómo una comunidad de más de un millón de habitantes administra sus propios servicios. Le siguen las de telecomunicaciones.

 

Brasil cuenta con un movimiento encabezado por la Organización de las Cooperativas del Brasil (OCB, 1969) constituida a partir de la Organización de Cooperativas Brasilera (Abcoop) y la Union Nacional de Asociaciones Cooperativas (Unasco) que integraban un movimiento maltratado por la dictadura militar. Tiene a Nova Petrópolis como Capital Nacional del Cooperativismo.

 

La OCB coordina 27 Organizaciones Cooperativas Estadales (OCEs) y su universo está integrado por más de 5,3 millones de cooperativistas y 21 millones de beneficiarios (11% de la población brasilera) de más de 7.600 cooperativas, participando en el PIB con un 6%[49]. Coexisten con la OCB la Confederación de las Cooperativas de Trabajo (Cootrabalho), la Confederación de las Cooperativas de Reforma Agraria del Brasil (Concrab) surgida por iniciativa del Movimiento de los Sin Tierra (MST), y la Asociación Nacional de los Trabajadores en las Empresas Autogestionables (Anteag) de básicamente cooperativas de producción.

 

Los sectores destacados en son dos: 1.- el agrícola en el que un millón de asociados aportan el 37,2% del PIB agrícola y el 5,4% del PIB del 2009; y 2.- el de salud que presta servicios médico – odontológicos a 17,7 millones de personas, cerca del 10% de la población[50] con un peso grande de las Uniones de Médicos (Unimed, 1967), complejo cooperativo de trabajo asociado propiedad de médicos cooperativistas, cuya Operadora Nacional de los Planes de Salud Unimed posee el 32% del mercado nacional de planes de salud con 109.800 médicos asociados y 87.000 empleados que atienden 19,7 millones de beneficiario en todo el país a través de sus 352 cooperativas médicas que cubren el 83% del territorio nacional llegando además a Argentina, Colombia y Paraguay.

 

En Argentina. La primera cooperativa fue “Asociación Panadería del Pueblo” en la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos, fundada en 1857 según investigaciones de Ricardo Cesar Bazán, posteriormente en esa misma ciudad, funcionó la “Sociedad Cooperativa de Alumbrado de Gas del Paraná” (1888), razones por las que la municipalidad declaró esa ciudad como “Pionera del Cooperativismo Argentino” (2016). Luego se fundaría la cooperativa “El Progreso Agrícola de Pigüé” (1898) e inmigrantes judíos una de agricultores en la provincia de Entre Ríos (1900). En el año 2005 el Congreso de la Nación declaró a la ciudad de Sunchales, sede de la Cooperativa Sancor, como “Capital Nacional del Cooperativismo”.

 

El Dr. Juan Bautista Justo, quien expresó “La cooperación libre es la solidaridad para hacer”, junto a Nicolás Repetto y otros cooperativistas y socialistas de entonces, funda el 30/07/1905 “El Hogar Obrero, Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito LTDA” en Buenos Aires, primera no europea en ser admitida en la ACI (1910), proponente del “Día Internacional de la Cooperación”, aprobado por la ACI en Basilea (1921), y la de mayor longevidad al sur del río Colorado: 113 años bien cumplidos por encima en longevidad de la mexicana Cooperativa Cruz Azul. Ella tuvo problemas legales – financieros, pero es ejemplo de resiliencia al ser recuperada judicialmente por y para sus asociados el 26/05/2005.

 

El organismo de integración de mayor importancia es la Confederación Cooperativa de la República Argentina Ltda (Cooperar, 1962), formada por 78 entidades, cuyo presidente, Ariel Guarco, lo es a su vez de la ACI; la presidencia de la ACI por Guarco abre ventanas de relaciones importantes al cooperativismo argentino; le siguen la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada; en mutuales tienen presencia la Confederación Argentina de Mutualidades y la Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina y con las nuevas tendencias se alinean la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CNEP).

 

Estadísticas de junio 2019 del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) muestran que más de 17.818.197 ciudadanos son asociados a 8.618 cooperativas, y que 4365 son Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA), muchas impulsadas en su momento por el Estado, con 115.728 asociados. El dúo Cooperativas – Mutuales engloba 27.947.744 asociados y ha generado 227.086 puestos de trabajo generados. Este país cuenta con el Banco Credicoop Cooperativo Limitado (1979) fundado por la fusión de 44 cajas cooperativas de crédito de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, funcionando como cooperativa de segundo piso; posee la única tarjeta cooperativa del mundo: Cabal, un millón de ciudadanos participan en este sistema.

 

Destaca el cooperativismo agrícola que agrupaba en el bienio 2010 – 2011 el 30% de los productores, y son responsables de más del 20% del total nacional de las exportaciones de trigo. Se distingue la Cooperativa Sancor (1938), la más grande de Argentina y una de las empresas de productos lácteos más importante del mundo, conformada en Sunchales por 70 cooperativas 4.700 empleados, 1.600 tamberos directos, y 20.000 personas involucradas en todo el proceso productivo, ella procesaba unos 1.300 millones de litros de leche al año aportados por sus tamberos a las 17 plantas industriales ubicadas en Santa Fe y Córdoba. En el 2016 Sancor registró su peor desempeño financiero debido a las cuantiosas pérdidas originadas por el incumplimiento de pagos del gobierno de Venezuela, país al que proveía de leche en polvo con pérdidas superiores a los $1.500 millones

 

A las consecuencias de la crisis lechera del 2016 se suma para el sector la difícil situación atribuida a la convertibilidad monetaria y las intervenciones del gobierno para alterar su cadena de valor (retenciones a la exportación, suspensión de reembolsos, precios máximos, débitos bancarios y otros), que la obligaron a cierre definitivo y temporales de plantas, disminución de nóminas y búsqueda de auxilios financieros incluyendo uno del Estado venezolano al interior del entramado financiero impulsado por ese gobierno y el de Argentina recibiendo pagos en el marco de un fideicomiso binacional de intercambio por petróleo, situación esta entendida por expertos como versión opuesta a la trayectoria de independencia empresarial, institucional y social que durante décadas, hizo poderosa a esa cooperativa. A pesar del fondeo del gobierno argentino, su crisis continúa.

 

Por su parte, las cooperativas de electrificación empezaron en el decenio de 1920, para equilibrar el poder de los proveedores monopolísticos extranjeros. Una vez consolidadas, introdujeron el suministro de agua, la construcción de líneas telefónicas y la distribución de gas y otros servicios. Existen unas 500 que distribuyen un 19 % de la electricidad del país y llegan a 1,2 millones de consumidores de 900 comunidades, especialmente rurales. Hay casi 320 que sólo suministran agua potable y unos 300 especializados servicios telefónicos.

 

Luego de la crisis del 2001 se sucedió un oleaje de Empresas Recuperadas por los Trabajadores (ERT) mediante cooperativas con presencia en la casi totalidad de los distritos del país, conformándose una suerte de movimiento nacional con unas 367 experiencias entre fábricas, restaurantes, hoteles, y otras opciones que ocupaban a 15.948 asociados para marzo 2016[51]. El movimiento se inscribe entre los de resistencia al modelo neoliberal.

 

En Chile, el sector fue de los más afectados durante la Dictadura Militar, desapareciendo gran cantidad de cooperativas entre 1976 y 1982, llegando a una cifra mínima en 1990. Desde el 2007 al 2013, el número de activas aumentó un 75,1%, para el 2014 su total rodeaba las 4.984, de las cuales solo 952, el 22,8%, estaban vigentes, la mayoría son de servicios, 55,7%; un 28,1% Agrícolas, Campesinas y Pesqueras; y un 14,1% de Trabajo. Hoy tienen una incidencia del 1% del PIB y generan 10.000 empleos.

 

Solo 2 % están organizadas como federaciones y confederaciones[52], los organismos de integración más destacados son la Confederación General de Cooperativas de Chile (Confecoop) constituida en los 60s, hoy con una base de asociados cercana a los 400.000; la Asociación Nacional de Cooperativas de Chile, y la Federación Chilena de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Fecrecoop) cuyas cooperativas de base suman 200.000 asociados. En ahorro y crédito resalta la Cooperativa de Ahorro y Crédito del Personal de la Universidad de Chile (Coopeuch Ltda.) con incidencia económica en 1.748.000 asociados, el 20,7% de la fuerza laboral y casi 200.000 familias.

 

Al Sur destaca Uruguay con según el Censo de Cooperativas de Uruguay 2008, tenía 22.943 socios cooperativistas de vivienda en unas 581 cooperativas de las que unas 350 eran del modelo de ayuda mutua impulsado por la Federación Uruguaya de Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua (FUCVAM); allí las cooperativas son responsables del 3% del PIB con una producción del 90% de la leche, el 34% de la miel y el 30% del trigo, el 60% de su producción se exporta a más de 40 países.

 

En Venezuela, país del autor, aún sobreviven experiencias cooperativas de previas a la presidencia del fallecido Tte. Coronel (r) Hugo Chávez Fría, a pesar del totalitarismo militarista, la hiperinflación y los desmanes de la pandemia, varias de ellas integradasa en Centrales Cooperativas Regionales (CCR) con la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave), como organismo nacional de integración.

 

A partor del 2002 Chávez declaró las cooperativas como “puntas de lanza del proceso” sin comprender jamás lo esencial del cooperativismo al extremo de afirmar que eran “instrumentos del individualismo y del capitalismo” (2007) optando por imponer la figura de la Empresas de Propiedad Social EPS), exclusiva para empresas y cooperativas que deseasen contratar con el Estado, y luego volcar sus intereses hacia las comunas, proyecto fracasado y negado en un revocatorio nacional.

 

Del desgobierno chavista quedaron cuatro récords mundiales: 1.- País con mayor número de cooperativas constituidas en un decenio: 413.000 a noviembre 2014; 2.- país con el mayor cementerio de cooperativas al quedar fenecer 393.000 y quedar unas 20.000 de las registradas; 3.- mayor número de frustrados en intentos por enfrentar problemas mediante cooperativas con no menos de 2 millones si se considera que el mínimo legal para constituir una es de 5 aspirantes, sin dudas que esos frustrados no querrán constituir cooperativas en el futuro; y 4.- cooperativas falsas y de maletín.

 

El récord mundial en cementerio lo tenía China que en los 90 perdió 33.000 cooperativas de las 52.000 resultantes de la conversión en los 80de igual número de comunas en cooperativas agrícolas, industriales y artesanales. En América Latina lo tenía Nicaragua al pasar de 3.500 agrícolas constituidas en el primer gobierno sandinista a menos de 300 para el 2011. Una somera comparación entre los aportes de las cooperativas al PIB lo aporta Víctor Álvarez, ex ministro de Industrias Básicas y Minería, ex director de PDVSA y ex presidente de la CVG y de Bancoex durante el gobierno de Chávez; según él, los aportes al PIB y al e empleo en el 2008 fue de solo 1,6% y 1,7% respectivamente[53].

 

Sin duda que la gestión gubernamental entre el 2002 y el 2010 constituyó un fracaso rotundo e imposible olvidar por sus costos socio-económicos y políticos. Proliferaron los abusos de la personalidad jurídica cooperativa por un gobierno que exhortó a sus propios seguidores y empleados a constituirlas y obligó a empresas privadas con experiencia a cambiar su forma jurídica a cooperativas para contratarlas en sus empresas públicas. Son de considerar también los abusos de empresarios inescrupulosos que se valieron de las cooperativas para evadir obligaciones laborales en seguridad social e impuestos.

 

Otros países latinoamericanos también presentan impactos cooperativos, en República Dominicana las 1.700 cooperativas reúnen algo más de 2.2 millones de asociados; según la ACI, para el 2011 proporcionaban empleo directo a más de 40.000 personas; para el 2010 las de ahorro y crédito de Paraguay poseían activos por más de 2.100 millones de dólares, casi un 17% del total del sistema financiero nacional, en el 2011, el capital social de la mayor cooperativa de ahorro y crédito superaba al de 11 bancos comerciales.

 

5.3.- LA ACI Y OTROS ORGANISMOS INTERNACIONALES DE INTEGRACIÓN.

 

Fundada en el Primer Congreso Internacional de Cooperativas (Londres, 1895), la Alianza Cooperativa Internacional es desde ese momento la cúpula de integración mundial del cooperativismo; está integrada por 313 organizaciones asociadas de 109 países de todos los sectores de la economía, y cuenta con una Oficina Global con sede en Bruselas, cuatro Oficinas Regionales (África, América (Cooperativa de Las Américas), Asia-Pacífico y Europa), ocho organizaciones sectoriales globales (agricultura, banca, comercio minorista, pesca, salud, vivienda, seguros e industria y servicios), y cinco comités y redes (género, investigación, derecho, juventud y desarrollo)[54]. Fue la primera organización no gubernamental a la que la ONU concedió estatuto consultivo (1946)

 

Su objetivo es promover y fortalecer cooperativas autónomas en todo el mundo actuando como agente de coordinación del desarrollo cooperativo mediante sus actividades internacionales, regionales y nacionales; procura: 1. – Alentar y defender los Valores y Principios; 2. – Estimular relaciones mutuamente provechosas entre sus organizaciones, de carácter económico o de otra índole; y 3. – Favorecer el progreso económico y social de los pueblos, contribuyendo así a la paz y seguridad internacionales.

 

La ACI concentra sus actividades en: 1. – Promover y defender los Valores y Principios compartidos por su membrecía; 2. – Informar y prestar práctica entre las organizaciones asociadas; 3. – Difundir información sobre la estructura y tendencias (expansión) del movimiento internacional; 4. – Actuar como catalizador para el desarrollo de las estructuras cooperativas, especialmente en los piases en desarrollo; 5. – Ser vocero del movimiento cooperativo ante el sistema de Naciones Unidas y, cuando sus miembros lo requieran, ante los gobiernos nacionales. En su obligación de contribuir a consolidar la Identidad Cooperativa a nivel mundial, es responsable de conducir las discusiones sobre los Valores y Principios como lo ha hecho desde los declaró como tales (1934) hasta hoy que han sido reformulados en dos oportunidades: 1966 y 1995.

 

Recientemente, octubre 2018, por impulso de la ACI, se constituyó el ICETT, grupo de reflexión internacional con el objetivo de servir de polo estratégico al servicio del movimiento para reforzar los cambios empresariales de las cooperativas.

 

Otros organismos destacados son:

 

 – Unión Internacional Raiffeisen (UIR). Constituida en 1968 con el fin de fomentar “la idea Raiffeisen” y reunir todas las organizaciones del mundo ligadas a esa idea, esta unión agrupa más de 58 organizaciones asociadas de 35 países. Tiene su sede en Bonn y asocia 53 organizaciones de 33 países, aunque la idea Raiffeisen está presente en más de 100 países y suma unas 900.000 cooperativas con unos 800 millones de asociados[55].

 

 – El Consejo Mundial de Cooperativas de Ahorro y Crédito (World Council of Credit Unions, Inc. – Woccu). Junto con la UIR, compone la infraestructura universal de integración por línea especializada de las cooperativas de ahorro y crédito siendo la organización más grande de un solo tipo de cooperativas, representa a más de 260 millones de personas de 89.000 cooperativas en 117 países[56]. Tiene su sede en Wisconsi, USA y su visión es «cooperativas de ahorro y crédito de calidad para todos”. Ha implementado 290 programas de asistencia técnica en 71 países.

 

 – Confederación General de Cooperativas Agrarias en la Unión Europea (Cogeca, 1959). Con sede en Bruselas, tiene por misión la representación de las cooperativas asociadas frente a las instituciones europeas fundamentalmente en cuanto a políticas y mercados europeos y mundiales. La integran 35 miembros efectivos y 4 miembros afiliados de la UE; también tiene 36 organizaciones miembros colaboradoras y trabaja en estricta colaboración con el Comité de Organizaciones Profesionales Agrícolas de la UE (COPA) gracias a un secretariado común; ambas. COPA y Cogeca, representan a 76 organizaciones de los Estados miembros de la UE, unas 40.000 cooperativas agrarias que dan empleo a unas 660.000 personas y cuya facturación global anual supera los 300 mil millones de Euros a través de una Europa ampliada[57].

 

 – Confederación de Cooperativas del Caribe, Centro y Suramérica (CCC – CA). Su origen se ubica en 1957 al fundarse la Confederación de Cooperativas del Caribe (CCC), el primer organismo de integración cooperativa regional en América; se inactivó en 1963 para dar paso a la Organización de Cooperativas de América (OCA) que tuvo el mérito de formular un Proyecto de Ley Marco para las Cooperativas de América Latina. En 1979 los movimientos del Caribe decidieron la reactivación de la CCC, incorporándose Centroamérica, terminando por fundarse en Puerto Rico en septiembre de 1980, desde 1984 estableció su sede en San José, Costa Rica[58].

 

– Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (COLAC). Fundada el 28/8/1970 por acuerdo de cooperativas financieras de Antillas Holandesas, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela. Con sede en Panamá, es un organismo continental que tiene como objetivo la representación, el financiamiento y la asistencia técnica de y para el movimiento cooperativo de ahorro y crédito de América Latina; posee 20 asociados de 14 países de América Latina, algunos de ellos son cooperativas de base que tienen el estatus de asociados propietarios o asociados adherentes[59].

 

 – Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (Colacot). Se constituye inicialmente el 1/06/1975 como una de las sectoriales de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), nacida en 8/12/1954 en Santiago de Chile. La concepción y visión política que orientó la Clat y Colacot está centrada en la visión humanista a partir de la visión estratégica de construcción de un Movimiento de Trabajadores con poder social suficientemente organizado y protagonista para enfrentar los desafíos del neoliberalismo. Fundamenta su acción en los principios y valores universales del cooperativismo, la Economía Solidaria y el movimiento de los trabajadores.

 

– RETOS DE LA INTEGRACIÓN.

 

Los actores y estudiosos de las OESs, particularmente de las cooperativas, afirman que ellas son capaces de lograr sus objetivos colocando a las personas como razón de ser por potenciar el espíritu emprendedor en equipo, generar empleos y resolver problemas y crisis sectoriales o territoriales, impulsar la participación por lo que son “escuelas de democracia económica y de formación de líderes”, y aportar a la construcción de una sociedad más equitativa al integrar personas y generar riqueza colectiva mediante valores como la democracia y la solidaridad. A pesar de esas bondades, numerosos son sus detractores, provienen del sector capitalista y de gobiernos populistas e intervencionistas, por lo que son variados los retos que sus activistas deben enfrentar.

 

Grandes evoluciones marcan nuestras sociedades y en ellas juega papel preponderante la globalización neoliberal que impulsa a las empresas a redefinir roles para ajustarse a las nuevas realidades del mercado y políticas de alcance mundial; los actores de las OESs, particularmente los cooperativistas, no deben estar al margen de ese proceso, deben estudiarlo para mejor enfrentarlo.

 

Se observan impactos como concentraciones económicas y megafusiones, cierre de numerosas empresas y constitución de otras, exclusión social, eliminación de regulaciones económicas, privatizaciones, contratación de empresas privadas en públicas, eliminación de las barreras aduaneras, aumento del desempleo y de la pobreza en personas y comunidades enteras, mientras que otras se enriquecen exponencialmente. Esa globalización genera formas novedosas de exclusión y alienación social que se suman a las tradicionales sembrando situaciones explosivas en numerosos rincones planetarios, impidiendo el desarrollo de ciudadanías afianzadas en ambientes locales y de nuevas instituciones de desarrollo.

 

No en vano, autores europeos como Jean-Louis Laville afirman que se está en proceso de vivir una tendencia del mismo orden de 1848 pero a nivel mundial dado el intento de imposición de la ideología liberal por una sociedad gobernada por el principio del mercado autorregulador. Por ello sería interesante renovar ese debate en la medida en que permita profundizar en el análisis genealógico institucional del sistema, e identificar sus resortes y potencialidades. Con los cambios enunciados, la identidad cooperativa corre verdaderos riesgos; un reto se impone: ¿cómo no perder la identidad, comprendiendo que esos cambios existen y que las cooperativas deben perfilar sus condiciones?.

 

En ese contexto los movimientos socio-económicos locales han entrado en procesos de mutación e iniciado formas de desarrollo con mayor énfasis en lo social y en los valores desarrollados por el cooperativismo, que, recordamos, no solo comprenden la solidaridad. Esos procesos novedosos permiten observar millares de proyectos impulsados por actores también novedosos, de los cuales muchos son castrados por gobiernos populistas amantes de la inmediatez y del aborto de procesos sociales solo por hacer valer sus egoístas intereses.

 

Cierto que los diversos movimientos nacionales han generado también interesantes salidas pero no han sido suficientes; hacerle frente a esos cambios obliga a resolver nuevas interrogantes: ¿cómo medir los impactos y cambios?, ¿adaptarse y aliarse a ellos o enfrentarlos?, ¿cómo hacerlo?, ¿se estará en condiciones de continuar procesos tradicionales de consolidación de capital social o se generan otros?, ¿cómo desarrollar la Identidad Cooperativa y construir herramientas apropiadas para ello?, ¿cómo hacer de las cooperativas reales opciones ante la globalización?, ¿cómo promover el reconocimiento de las cooperativas como esenciales para un desarrollo sustentable?, ¿cómo desarrollar espacios de integración y procesos autogestionarios en y entre las OESs?.

 

Responder estas y otras interrogantes obliga a profundizar en los preceptos de la identidad; los riesgos son numerosos y ellas deberán trazar apropiadas estrategias para no quedar a la zaga que los cambios imponen, mantenerse competitivas y, en el peor de los casos, cumplir con los objetivos para los que fueron constituidas. Como se afirmó, las cooperativas son organizaciones con las cuales se pueden emprender todas las actividades humanas salvo las de explotar o esclavizar personas.

 

Su principal reto es satisfacer las necesidades de quienes las constituyen y particularmente producir bienes, crear empleos, desarrollar democracias autogestionarias y contribuir a mantener las condiciones ambientales del planeta como ejes centrales de su actividad. Alrededor de esos ejes debe tejer sus propios programas contra el hambre, la marginalidad, y otras necesidades que la humanidad le plantea, debe responder a estos retos gracias a su principal fortaleza: la Identidad Cooperativa como conjunto de atributos que las diferencian de otras organizaciones y movimientos.

 

Pero los atributos de esa Identidad y de los procesos de integración no son suficientes si los activistas no la comprenden e incorporan a lo largo y ancho de sus actividades una administración profesional que aproveche integralmente las ventajas competitivas asociadas a la doble dimensión Asociación-Empresa con base en valores y compromisos con la comunidad, e innovaciones permanentes y a la altura de los cambios para ser capaces en lo interno y competitivos en lo externo pues no debe olvidarse que las OESs tienen amenazas de permanentes enemigos: el socialismo estatista y la globalización neoliberal.

 

Afortunadamente y de manera concomitante, las cooperativas, por su doble anclaje local, continúan siendo excelentes contrapesos a esa globalización ya que apuntan a construir un sistema mundial con raíces locales que sin perder de vista lo global, apunte a la Globalización de la Economía Social.

 

Los actores y estudiosos de las OESs, particularmente de las cooperativas, afirman que ellas son capaces de lograr sus objetivos colocando a las personas como razón de ser por potenciar el espíritu emprendedor en equipo, generar empleos y resolver problemas y crisis sectoriales o territoriales, impulsar la participación por lo que son “escuelas de democracia económica y de formación de líderes”, y aportar a la construcción de una sociedad más equitativa al integrar personas y generar riqueza colectiva mediante valores como la democracia y la solidaridad. Sin dudas, estas son algunas bondades, ventajas competitivas.

 

A pesar de esas bondades, numerosos son sus detractores, provienen del sector capitalista y de gobiernos populistas e intervencionistas, por lo que son variados los retos y riesgos que sus activistas deben enfrentar. Un riesgo es la desmutualización. Aún con claras identidades organizacionales es posible que éstas disminuyan y hasta se pierdan, suceden casos en que se convierten en empresas de capital o apéndices de estados; otra opción desmutualizadora existe cuando adoptan lógicas y prácticas diferentes a las de su identidad; las falsas cooperativas venezolanas son elocuentes.

 

Cabría preguntarse si, a pesar del uso utilitario o de “comodín” que han jugado en el capitalismo salvaje y la globalización neoliberal por un lado y el socialismo burocrático y estatista por el otro, ellas pueden realmente erigirse en sí mismas como la alternativa. Pareciera que si, aunque es de considerar que el oxígeno democrático, preferiblemente autogestionario, y el respeto a las iniciativas humanas que necesitan las cooperativas no se encuentra en los sistemas señalados y solo pudiera encontrarse en un socialismo democrático, altamente participativo y descentralizado que apunte a la autogestión y tenga a las OESs como rectoras, aunque no únicas, de lo socio-económico, junto a un estado que se descentralice y respete su autonomía y empresas de capital conscientes de una genuina Responsabilidad Social.

 

El primer paso hacia ese socialismo autogestionario debería ser concomitantemente el primero de la descentralización del Estado; en el sustrato de esta afirmación se encuentran las contradicciones entre el modelo burocrático propio de militares y burócratas y el autogestionario de las cooperativas.

 

Lo afirmado implica que las cooperativas desarrollen su propia cultura organizacional ya que la permanencia en el tiempo dependerá de la capacidad de adaptación a los cambios, de la resiliencia si se quiere, y a la construcción de apropiadas generaciones de relevo. Cada una y el movimiento como un todo, debe erigirse sobre dos columnas en inter-desarrollo: la social y la económica, construirse en el terreno de la educación, la autonomía y el autofinanciamiento, impregnar las sociedades con sus valores y prácticas, apuntando permanentemente al cielo de la autogestión y utilizando las bondades de la integración para trascender. Como afirmó Simón Rodríguez, maestro de El Libertador Simón Bolívar: “O inventamos o erramos”.

 

 

Notas.

 

[1] . Atención con la doble dimensión, ella contribuye a focalizar las actividades de cada una, pero jamás deben verse las cooperativas de manera dualista; deben verse como un todo, una sola estructura objeto de una gestión integral con lineamientos estratégicos a ser compartido incluso por quienes pudiesen ser contratados en cargos directivos u operativos.

[2] El concepto de capital social, relativamente novedoso, se aplica cada día más en las teorías explicativas del funcionamiento de las OES y particularmente de las cooperativas. Numerosas experiencias cooperativas pueden calificarse como capital social en marcha.

[3] Bastidas Delgado, Oscar (2002). “Propuesta metodológica para el estudio del comportamiento de la variables organizacionales en las cooperativas venezolanas con miras a determinar sus condiciones autogestionarias” En: Revue Unircoop. Reflexions sur le copoperatisme et l´associativisme. Unircoop. / U Irecus – Université de Sherbrooke / pp. 33-48 y en Memoria del III Simposio Nacional de Economía Social. Gerencia de las Organizaciones de la Economía Social (OES) del Ciriec – Venezuela. Evento Especial de la 52° Convención Anual de la Asovac. UCLA. Barquisimeto, 19 al 22/11/2002

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[12] Citado por Bruno Roelants. Ob. Cit.

[13] Sobre la resiliencia y las cooperativas se recomienda Johnston Birchall. Resiliencia en tiempos de crisis: el poder de las cooperativas financieras.

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